El fenómeno de la islamofobia en Europa tiene mil distintas caras y vertientes, pero en los últimos meses parece que los islamófobos, con nombres y apellidos famosos y claramente vinculados a los movimientos de la ultraderecha en Europa, especialmente en Francia, Austria, Bélgica y Alemania, han alcanzado un acuerdo para utilizar la alimentación de los musulmanes, la alimentación Halal, como estandarte y muestra de lo “barbaros que somos los musulmanes y nuestras costumbres”.
De lo que no se han dado cuenta y antes de entrar en las consideraciones sobre la profundidad del problema, es de que no han elegido bien el tema, pues la producción halal está siendo un balón de oxigeno económico para las industrias alimentarias y especialmente cárnicas de todo el continente, abriéndo nuevos mercados internacionales y ampliando los nacionales, con la cada vez más numerosa población musulmana y no musulmana que consume productos con denominación Halal. Por tanto, son las propias empresas las que están impulsando este mercado, con las ventajas económicas que ello acompaña y no exclusivamente los musulmanes, intentando “colonizar” Europa, tal y como algunos pretenden soflamar.
Lo que si hay que reconocerles a estos señores es la capacidad o los medios económicos para que las grandes agencias de noticias se hagan eco de sus campañas y reivindicaciones contra el Islam, los musulmanes y nuestro modelo alimentario, con argumentos demagógicos y falaces, basados en muchos casos en una ignorancia alimentada de forma interesada, que cala en capas amplias de la población aún más desinformada y distanciada de la realidad de las exigencias del macro modelo de consumo alimentario.
Escuchamos en los medios cosas como “sacrifican a los animales con degüello y sin aturdimiento, vivos y con cuchillos hasta la muerte del animal para luego desangrarlos”. Esto, a secas, suena muy fuerte, si no fuera porque todos los animales en los mataderos de cualquier lugar tienen que ser sacrificados con cuchillos, tienen que estar vivos en el momento del sacrificio y estar perfectamente desangrados para poder considerarlos aptos para el consumo humano. Si el animal no estuviera vivo en el momento del sacrificio, el corazón no tendría la fuerza necesaria para bombearla fuera del cuerpo y no acumularse en los músculos, deteriorando la carne y haciéndola inviable para nuestro consumo, pues como siempre se ha sabido, cuando vivíamos más cercanos al mundo animal y se realizaban sacrificios artesanos, la sangre dentro del animal muerto puede causar una gran cantidad de enfermedades y la putrefacción inmediata de la carne.
Eso que se describe más arriba es la principal tarea de los veterinarios y veterinarias en los mataderos españoles (ingleses, holandeses, etc.): garantizar que los animales han llegado en perfecto estado al matadero, que están vivos en el momento del sacrificio, que han sido correctamente desangrados, incluso estableciendo un tiempo mínimo para que este proceso se realice, comprobar sus principales órganos internos, especialmente el hígado, y en conjunto el cumplimiento de la Ley en cada paso meticulosamente establecido por la Ley.
He vivido con cierta sorpresa en varias ocasiones que algunos periodistas de medios nacionales me han reconocido que no sabían que cualquier animal que se sacrifica en un matadero para ser consumido, es sacrificado por un matarife con un cuchillo adecuado para ese fin.
¿Cuál es el problema entonces? Pues el debatido tema del aturdimiento. La normativa europea reconoce la excepción del aturdimiento en los sacrificios rituales religiosos, en concreto para la comunidad judía y musulmana, cimentando sobre este derecho de excepción toda la montaña de basura que se genera sobre nuestra supuesta barbarie desde los círculos de la islamofobia.
La obligación del aturdimiento surge en la normativa europea por el reconocimiento tácito de que los sacrificios industriales, es decir a gran escala, no permiten garantizar aquellas circunstancias que tradicionalmente han rodeado el sacrificio de los animales: el alejamiento de la cría y mantenimiento de los animales de forma tradicional, el sacrificio de los mismos a cargo de aquellos miembros de la familia o la comunidad más experimentados en ello y la elaboración de una serie de artesanías ajustadas a un consumo moderado y equilibrado a la realidad de cada unidad familiar y su conjunto social. Todo el mundo es consciente de que los sacrificios industriales no son la mejor manera de sacrificar un animal, sobre todo desde el planteamiento del bienestar animal, pero la exigencia de tener los lineales del mercado llenos de todo lo que podamos desear, nos conduce inevitablemente a los sacrificios industriales. Se describe a continuación el proceso “normal” del sacrificio animal en cualquier matadero:
1. Los animales se crían en granjas, en muchos casos densificados y sometidos a un proceso de hiperalimentación, para alcanzar de forma rápida peso y tamaño para poder ser sacrificados, especialmente en las aves.
2. Cuando llega ese momento, son trasladados desde las granjas a los mataderos, también en transportes densificados, con calor y frío según las estaciones del año, hasta su llegada a las zonas denominadas de “reposo” en los mataderos.
3. Desde el momento de su llegada, los animales saben que van a morir, pues el olor de un matadero es inconfundible y los animales lo identifican claramente. Desde ese momento, los animales se incorporan a una cadena de sacrificio, que se debe a unos tiempos que garantizan tanto la productividad de la industria como el denominado “precio de mercado de cada animal”. Si este proceso se ralentizara para intentar garantizar al máximo el bienestar animal, los costes de producción se elevarían de forma inmediata, pues la presencia de personal especializado se multiplicaría.
4. Los métodos de aturdimiento más utilizados y aprobados por la UE y nuestra administración sanitaria son: para aves y ganado ovino y caprino, el aturdimiento eléctrico, con descargas que dejan inconscientes a los animales hasta el momento del sacrificio, en el vacuno y porcino, la bala de penetración en el cerebro, que se dispara con una pistola que recupera la bala tras su uso. También está comenzando a utilizarse el gaseado, sobre todo en animales de mediano y gran tamaño.
5. Una vez aturdidos, el matarife realiza el sacrificio clavando un cuchillo en la parte delantera del cuello, cortando la tráquea a través de un orificio que garantice la salida de la sangre para su correcto desangrado.
6. En diversas pruebas realizadas por el Instituto Halal, se ha observado que hay un riesgo importante de muerte de los animales en el momento o momentos posteriores al aturdimiento, lo que provoca que el animal llegue muerto al instante del sacrificio, por ello su desangrado no será el óptimo para garantizar el uso alimentario, y por tanto será la muerte de un animal en balde.
7. Otro elemento importante que da soporte al aturdimiento es la inmovilización del animal, hecho que se justifica en el caso de los de mayor peso o en las aves por sus características morfológicas, pues suponen un peligro para los operarios del matadero y para la propia integridad del animal.
Hay acuerdo prácticamente unánime entre las principales certificadoras internacionales, como JAKIM en Malasia, LPPOM MUI Halal en Indonesia, IHI Alliance y otras que promueve un estándar mundial Halal, en autorizar ciertos modelos de aturdimiento siempre y cuando se garanticen los principios del sacrificio Halal: el bienestar del animal, la destreza demostrada del matarife con el cuchillo de sacrificio, el adormecimiento parcial del animal, siempre que este garantice su retorno a la vida tal y como era antes del aturdimiento, denominado ATURDIMIENTO REVERSIBLE, garantizando de esta forma que el animal llegue vivo al momento del sacrificio, sin riesgo alguno, la recitación de la oración de petición a Allah por arrebatar la vida a un animal que forma parte de la Creación en el momento del sacrificio, pronunciada por un creyente, en este caso el matarife musulmán, la presencia de un supervisor Halal que da fe del cumplimiento del conjunto de las condiciones del proceso, el correcto desangrado y el respeto a la normativa legal vigente, con presencia del veterinario legalmente establecido para tal fin en la industria.
Existe también entre la comunidad musulmana una posición de rechazo al confundir aturdimiento o insensibilización con el sacrificio mismo, y eso ha hecho que la mayor parte de la comunidad rechace cualquier tipo de aturdimiento. El sacrificio industrial sin aturdimiento tiene sus caminos, procedimientos y exigencias de garantías, que debemos articular y definir entre todos, asumiendo que algunos de ellos implicaran de forma inevitable un encarecimiento sobre el coste de los productos cárnicos, como consecuencia de la mayor ralentización del proceso en los mataderos industriales. Desde el Instituto Halal impulsamos la creación de una normativa europea que regule todos los aspectos de la industria y producción halal, hecho que nos permitirá avanzar de forma clara hacia la normalización y frenará definitivamente a los grupos tácticos de extrema derecha en sus críticas hacia nosotros en este aspecto.
Existen innumerables estudios que acreditan que el modelo de sacrificio Halal garantiza al animal un estado de inconsciencia en tan solo 7 segundos desde el momento en que se produce el corte y, por tanto, aminorando el tiempo de sufrimiento.
En el modelo de certificación que defiende el Instituto Halal a través de la Marca de Garantía Halal, está recogido de forma escrupulosa el cumplimiento de la Ley Islámica y la jurisprudencia más actual en materia de Sacrificio Halal, atendiendo los principales preceptos del mismo:
1. Que el animal forma parte de la creación de Allah y hay que respetarlo, encomendando a Allah su sacrificio con el compromiso de que dicho sacrificio será con el único fin de alimentarnos.
2. Que el animal no sufra y para ello avisa de aspectos muy concretos en su tratamiento en el momento del sacrificio: Que el matarife sea experto y conozca perfectamente el conjunto de maniobras que realizará sobre el animal; que el cuchillo esté perfectamente afilado; que se realizará un solo corte, de forma rápida y precisa, cortando las principales arterias y venas en la zona del cuello, provocando de forma inmediata la inconsciencia del animal por la falta de oxigeno en el cerebro, realizando en ese momento la oración ritual, “Bi ismi Allahi wa Allahu Akbar” (”En el nombre de Allah, Allah es el más grande”); y por último, intentando que la posición del animal, o al menos su cabeza en el momento del sacrificio, esté orientado a Meca.
3. Que se vigile el correcto desangrado para evitar enfermedades portadas por el animal en su sangre.
4. Que el resto de los animales que van a ser sacrificados con posterioridad no vean en ningún momento como se realiza el sacrificio, ni la sangre ni el cuchillo.
Consideramos como un aspecto fundamental del sacrificio halal el esfuerzo que se realiza en no “cosificar” el acto mismo, ya sea industrial o artesanal, pues ese alejamiento entre el hecho de la pérdida de la vida de un animal como requisito de nuestra alimentación, es una de las grandes hipocresías de estas campañas islamófobas.
Una prueba de la compatibilidad entre el sacrificio halal, con y sin aturdimiento, son los convenios de colaboración que mantiene el Instituto Halal con dos de las más prestigiosas asociaciones que promueven el bienestar animal en España y Europa: Animal Angels y ANDA, con las que colaboramos en la mejora de las condiciones de la fiesta del cordero en las ciudades de Ceuta y Melilla.
Los musulmanes y musulmanas tenemos la obligación de ser responsables de nuestros actos en todos los momentos de nuestra vida y por tanto abordar de forma consciente las consecuencias de cada uno de ellos, y en el tema alimentario debería tener una consecuencia inmediata: ser mesurados en el consumo y establecer nuestra dieta sobre criterios de salud, equilibrio, ecología y bienestar, tanto de los animales como de nuestras familias y colectivos, sus modos de producción e industrialización, de forma sostenible y justa.
De lo que no se han dado cuenta y antes de entrar en las consideraciones sobre la profundidad del problema, es de que no han elegido bien el tema, pues la producción halal está siendo un balón de oxigeno económico para las industrias alimentarias y especialmente cárnicas de todo el continente, abriéndo nuevos mercados internacionales y ampliando los nacionales, con la cada vez más numerosa población musulmana y no musulmana que consume productos con denominación Halal. Por tanto, son las propias empresas las que están impulsando este mercado, con las ventajas económicas que ello acompaña y no exclusivamente los musulmanes, intentando “colonizar” Europa, tal y como algunos pretenden soflamar.
Lo que si hay que reconocerles a estos señores es la capacidad o los medios económicos para que las grandes agencias de noticias se hagan eco de sus campañas y reivindicaciones contra el Islam, los musulmanes y nuestro modelo alimentario, con argumentos demagógicos y falaces, basados en muchos casos en una ignorancia alimentada de forma interesada, que cala en capas amplias de la población aún más desinformada y distanciada de la realidad de las exigencias del macro modelo de consumo alimentario.
Escuchamos en los medios cosas como “sacrifican a los animales con degüello y sin aturdimiento, vivos y con cuchillos hasta la muerte del animal para luego desangrarlos”. Esto, a secas, suena muy fuerte, si no fuera porque todos los animales en los mataderos de cualquier lugar tienen que ser sacrificados con cuchillos, tienen que estar vivos en el momento del sacrificio y estar perfectamente desangrados para poder considerarlos aptos para el consumo humano. Si el animal no estuviera vivo en el momento del sacrificio, el corazón no tendría la fuerza necesaria para bombearla fuera del cuerpo y no acumularse en los músculos, deteriorando la carne y haciéndola inviable para nuestro consumo, pues como siempre se ha sabido, cuando vivíamos más cercanos al mundo animal y se realizaban sacrificios artesanos, la sangre dentro del animal muerto puede causar una gran cantidad de enfermedades y la putrefacción inmediata de la carne.
Eso que se describe más arriba es la principal tarea de los veterinarios y veterinarias en los mataderos españoles (ingleses, holandeses, etc.): garantizar que los animales han llegado en perfecto estado al matadero, que están vivos en el momento del sacrificio, que han sido correctamente desangrados, incluso estableciendo un tiempo mínimo para que este proceso se realice, comprobar sus principales órganos internos, especialmente el hígado, y en conjunto el cumplimiento de la Ley en cada paso meticulosamente establecido por la Ley.
He vivido con cierta sorpresa en varias ocasiones que algunos periodistas de medios nacionales me han reconocido que no sabían que cualquier animal que se sacrifica en un matadero para ser consumido, es sacrificado por un matarife con un cuchillo adecuado para ese fin.
¿Cuál es el problema entonces? Pues el debatido tema del aturdimiento. La normativa europea reconoce la excepción del aturdimiento en los sacrificios rituales religiosos, en concreto para la comunidad judía y musulmana, cimentando sobre este derecho de excepción toda la montaña de basura que se genera sobre nuestra supuesta barbarie desde los círculos de la islamofobia.
La obligación del aturdimiento surge en la normativa europea por el reconocimiento tácito de que los sacrificios industriales, es decir a gran escala, no permiten garantizar aquellas circunstancias que tradicionalmente han rodeado el sacrificio de los animales: el alejamiento de la cría y mantenimiento de los animales de forma tradicional, el sacrificio de los mismos a cargo de aquellos miembros de la familia o la comunidad más experimentados en ello y la elaboración de una serie de artesanías ajustadas a un consumo moderado y equilibrado a la realidad de cada unidad familiar y su conjunto social. Todo el mundo es consciente de que los sacrificios industriales no son la mejor manera de sacrificar un animal, sobre todo desde el planteamiento del bienestar animal, pero la exigencia de tener los lineales del mercado llenos de todo lo que podamos desear, nos conduce inevitablemente a los sacrificios industriales. Se describe a continuación el proceso “normal” del sacrificio animal en cualquier matadero:
1. Los animales se crían en granjas, en muchos casos densificados y sometidos a un proceso de hiperalimentación, para alcanzar de forma rápida peso y tamaño para poder ser sacrificados, especialmente en las aves.
2. Cuando llega ese momento, son trasladados desde las granjas a los mataderos, también en transportes densificados, con calor y frío según las estaciones del año, hasta su llegada a las zonas denominadas de “reposo” en los mataderos.
3. Desde el momento de su llegada, los animales saben que van a morir, pues el olor de un matadero es inconfundible y los animales lo identifican claramente. Desde ese momento, los animales se incorporan a una cadena de sacrificio, que se debe a unos tiempos que garantizan tanto la productividad de la industria como el denominado “precio de mercado de cada animal”. Si este proceso se ralentizara para intentar garantizar al máximo el bienestar animal, los costes de producción se elevarían de forma inmediata, pues la presencia de personal especializado se multiplicaría.
4. Los métodos de aturdimiento más utilizados y aprobados por la UE y nuestra administración sanitaria son: para aves y ganado ovino y caprino, el aturdimiento eléctrico, con descargas que dejan inconscientes a los animales hasta el momento del sacrificio, en el vacuno y porcino, la bala de penetración en el cerebro, que se dispara con una pistola que recupera la bala tras su uso. También está comenzando a utilizarse el gaseado, sobre todo en animales de mediano y gran tamaño.
5. Una vez aturdidos, el matarife realiza el sacrificio clavando un cuchillo en la parte delantera del cuello, cortando la tráquea a través de un orificio que garantice la salida de la sangre para su correcto desangrado.
6. En diversas pruebas realizadas por el Instituto Halal, se ha observado que hay un riesgo importante de muerte de los animales en el momento o momentos posteriores al aturdimiento, lo que provoca que el animal llegue muerto al instante del sacrificio, por ello su desangrado no será el óptimo para garantizar el uso alimentario, y por tanto será la muerte de un animal en balde.
7. Otro elemento importante que da soporte al aturdimiento es la inmovilización del animal, hecho que se justifica en el caso de los de mayor peso o en las aves por sus características morfológicas, pues suponen un peligro para los operarios del matadero y para la propia integridad del animal.
Hay acuerdo prácticamente unánime entre las principales certificadoras internacionales, como JAKIM en Malasia, LPPOM MUI Halal en Indonesia, IHI Alliance y otras que promueve un estándar mundial Halal, en autorizar ciertos modelos de aturdimiento siempre y cuando se garanticen los principios del sacrificio Halal: el bienestar del animal, la destreza demostrada del matarife con el cuchillo de sacrificio, el adormecimiento parcial del animal, siempre que este garantice su retorno a la vida tal y como era antes del aturdimiento, denominado ATURDIMIENTO REVERSIBLE, garantizando de esta forma que el animal llegue vivo al momento del sacrificio, sin riesgo alguno, la recitación de la oración de petición a Allah por arrebatar la vida a un animal que forma parte de la Creación en el momento del sacrificio, pronunciada por un creyente, en este caso el matarife musulmán, la presencia de un supervisor Halal que da fe del cumplimiento del conjunto de las condiciones del proceso, el correcto desangrado y el respeto a la normativa legal vigente, con presencia del veterinario legalmente establecido para tal fin en la industria.
Existe también entre la comunidad musulmana una posición de rechazo al confundir aturdimiento o insensibilización con el sacrificio mismo, y eso ha hecho que la mayor parte de la comunidad rechace cualquier tipo de aturdimiento. El sacrificio industrial sin aturdimiento tiene sus caminos, procedimientos y exigencias de garantías, que debemos articular y definir entre todos, asumiendo que algunos de ellos implicaran de forma inevitable un encarecimiento sobre el coste de los productos cárnicos, como consecuencia de la mayor ralentización del proceso en los mataderos industriales. Desde el Instituto Halal impulsamos la creación de una normativa europea que regule todos los aspectos de la industria y producción halal, hecho que nos permitirá avanzar de forma clara hacia la normalización y frenará definitivamente a los grupos tácticos de extrema derecha en sus críticas hacia nosotros en este aspecto.
Existen innumerables estudios que acreditan que el modelo de sacrificio Halal garantiza al animal un estado de inconsciencia en tan solo 7 segundos desde el momento en que se produce el corte y, por tanto, aminorando el tiempo de sufrimiento.
En el modelo de certificación que defiende el Instituto Halal a través de la Marca de Garantía Halal, está recogido de forma escrupulosa el cumplimiento de la Ley Islámica y la jurisprudencia más actual en materia de Sacrificio Halal, atendiendo los principales preceptos del mismo:
1. Que el animal forma parte de la creación de Allah y hay que respetarlo, encomendando a Allah su sacrificio con el compromiso de que dicho sacrificio será con el único fin de alimentarnos.
2. Que el animal no sufra y para ello avisa de aspectos muy concretos en su tratamiento en el momento del sacrificio: Que el matarife sea experto y conozca perfectamente el conjunto de maniobras que realizará sobre el animal; que el cuchillo esté perfectamente afilado; que se realizará un solo corte, de forma rápida y precisa, cortando las principales arterias y venas en la zona del cuello, provocando de forma inmediata la inconsciencia del animal por la falta de oxigeno en el cerebro, realizando en ese momento la oración ritual, “Bi ismi Allahi wa Allahu Akbar” (”En el nombre de Allah, Allah es el más grande”); y por último, intentando que la posición del animal, o al menos su cabeza en el momento del sacrificio, esté orientado a Meca.
3. Que se vigile el correcto desangrado para evitar enfermedades portadas por el animal en su sangre.
4. Que el resto de los animales que van a ser sacrificados con posterioridad no vean en ningún momento como se realiza el sacrificio, ni la sangre ni el cuchillo.
Consideramos como un aspecto fundamental del sacrificio halal el esfuerzo que se realiza en no “cosificar” el acto mismo, ya sea industrial o artesanal, pues ese alejamiento entre el hecho de la pérdida de la vida de un animal como requisito de nuestra alimentación, es una de las grandes hipocresías de estas campañas islamófobas.
Una prueba de la compatibilidad entre el sacrificio halal, con y sin aturdimiento, son los convenios de colaboración que mantiene el Instituto Halal con dos de las más prestigiosas asociaciones que promueven el bienestar animal en España y Europa: Animal Angels y ANDA, con las que colaboramos en la mejora de las condiciones de la fiesta del cordero en las ciudades de Ceuta y Melilla.
Los musulmanes y musulmanas tenemos la obligación de ser responsables de nuestros actos en todos los momentos de nuestra vida y por tanto abordar de forma consciente las consecuencias de cada uno de ellos, y en el tema alimentario debería tener una consecuencia inmediata: ser mesurados en el consumo y establecer nuestra dieta sobre criterios de salud, equilibrio, ecología y bienestar, tanto de los animales como de nuestras familias y colectivos, sus modos de producción e industrialización, de forma sostenible y justa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario