El clamor por la democracia y la libertad que se alza desde el mundo árabe y que está provocando revueltas ciudadanas en muchos países del Magreb y Oriente Medio tendrá sin duda beneficios directos para el resto del mundo. Uno de ellos será, según el periodista español de la cadena Al Jazeera, Taysir Alony, que integristas violentos y terroristas como Osaba Ben Laden –a quien llegó a entrevistar– ya no tendrán argumentos y terminarán por perder toda su influencia.
«Personajes como Ben Laden son un fenómeno producto de tanta represión en los países árabes. La gente no tenía hasta hora la palabra ni el derecho a expresarse. Además, sufrían la explotación de sus líderes, con lo que se estaba favoreciendo que muchas personas se alistaran en las filas del integrismo violento», explicó Alony, que participó ayer en las jornadas sobre Oriente Medio organizadas por la Asamblea Regional y la Universidad Politécnica de Cartagena.
«Este fenómeno se va a acabar pronto si las revoluciones cumplen con su misión de instaurar la democracia en los países en los que se producen», vaticinó Alony. Ante el cambio pacífico –hecha la excepción de Libia– que se está produciendo, «ninguna persona querrá integrarse en movimientos islámicos violentos», dijo.
Respecto al tímido papel que, por el momento, están interpretando los movimientos islamistas en las revoluciones ciudadanas, Taysir Alony explicó que los dictadores, como es el caso de Gadafi, «siempre lanzan dos tipos de mensajes, uno dirigido hacia el interior, hacia su población, y un segundo hacia el exterior, hacia la comunidad internacional. El primero de ellos dice; ´o yo, o el caos´, mientras que en el segundo afirma: ´o yo, o los integristas en el poder´», con lo que trata de provocar miedo en los países occidentales», señaló. Pero luego, la realidad demuestra que las cosas no son así. Según Alony, «ni en Egipto ni en Túnez ha pasado nada de esto. Es cierto que los islamistas tienen su apoyo en la población, pero no es en absoluto mayoritario».
Respecto a la situación más grave que en estos momentos se está produciendo en el mundo árabe, en Libia, Alony explicó que tal y como se están desarrollando los acontecimientos, es posible que se desemboque en una guerra civil. «La comunidad internacional ha evitado una masacre en Bengasi, pero los rebeldes van a necesitar mucho más apoyo».
La mecha que se prendió en Túnez y que está llegando a países como Yemen o Siria no es más que el resultado «de muchos años de represión y de malestar social. La gente ha tenido mucha paciencia, ha estado pidiendo reformas durante años y no han llegado». Y el resultado es que los jóvenes se han echado a la calle para forzar los cambios, hasta ahora con acierto, en países como Túnez y Egipto, principales referentes de las revueltas.
«Personajes como Ben Laden son un fenómeno producto de tanta represión en los países árabes. La gente no tenía hasta hora la palabra ni el derecho a expresarse. Además, sufrían la explotación de sus líderes, con lo que se estaba favoreciendo que muchas personas se alistaran en las filas del integrismo violento», explicó Alony, que participó ayer en las jornadas sobre Oriente Medio organizadas por la Asamblea Regional y la Universidad Politécnica de Cartagena.
«Este fenómeno se va a acabar pronto si las revoluciones cumplen con su misión de instaurar la democracia en los países en los que se producen», vaticinó Alony. Ante el cambio pacífico –hecha la excepción de Libia– que se está produciendo, «ninguna persona querrá integrarse en movimientos islámicos violentos», dijo.
Respecto al tímido papel que, por el momento, están interpretando los movimientos islamistas en las revoluciones ciudadanas, Taysir Alony explicó que los dictadores, como es el caso de Gadafi, «siempre lanzan dos tipos de mensajes, uno dirigido hacia el interior, hacia su población, y un segundo hacia el exterior, hacia la comunidad internacional. El primero de ellos dice; ´o yo, o el caos´, mientras que en el segundo afirma: ´o yo, o los integristas en el poder´», con lo que trata de provocar miedo en los países occidentales», señaló. Pero luego, la realidad demuestra que las cosas no son así. Según Alony, «ni en Egipto ni en Túnez ha pasado nada de esto. Es cierto que los islamistas tienen su apoyo en la población, pero no es en absoluto mayoritario».
Respecto a la situación más grave que en estos momentos se está produciendo en el mundo árabe, en Libia, Alony explicó que tal y como se están desarrollando los acontecimientos, es posible que se desemboque en una guerra civil. «La comunidad internacional ha evitado una masacre en Bengasi, pero los rebeldes van a necesitar mucho más apoyo».
La mecha que se prendió en Túnez y que está llegando a países como Yemen o Siria no es más que el resultado «de muchos años de represión y de malestar social. La gente ha tenido mucha paciencia, ha estado pidiendo reformas durante años y no han llegado». Y el resultado es que los jóvenes se han echado a la calle para forzar los cambios, hasta ahora con acierto, en países como Túnez y Egipto, principales referentes de las revueltas.
Fuente: La Opinion de Murcia
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