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lunes, 18 de abril de 2011

Los tuaregs del coronel Gadafi llama a combatir a su lado a 800 guerreros nómadas. Cobran 100 dólares al día y un fusil de asalto




«Cuando nadie nos quería, Gadafi nos cuidó. Venimos desde el desierto a morir por él» 
  Tuaregs procedentes del desierto del Teneré, un universo arenoso a caballo entre Níger, Mali y Argelia, se han convertido en la fuerza de choque del coronel Gadafi en su desesperada lucha por conservar el poder.

Enviados especiales en la retaguardia de las tropas libias han podido observar a grupos de estos combatientes alojados en hoteles de lujo en Trípoli, frente al Mediterráneo. Desde los primeros combates, a mediados de febrero, el coronel Gadafi habría reclutado a unos 800 tuaregs para defenderle, según la agencia France Presse. Para esta tarea se pertrechan de modernas armas automáticas y dejan de lado las tradicionales y poco prácticas 'tabukas', los alfanjes de casi un metro de largo que llevan al cinto en su tierra. No es la primera vez.
En 1980, Gadafi hizo llegar una petición solemne al pueblo tuareg, diseminado en los confines del desierto, para que se refugiase en Libia bajo la promesa de fundar para ellos un estado independiente. Unos miles hicieron caso a Muamar el Gadafi y se enrolaron como soldados de fortuna en la llamada Legión islámica libia. Combatieron en el Sahara occidental y en Chad en 1987. Incluso se ha encontrado su rastro... en Líbano, a pesar de que los tuaregs no hablan árabe. Muchos de ellos no volvieron a casa, obtuvieron la nacionalidad libia y permanecieron en el país, donde, al contrario que en los estados circundantes, gozan de un cierto estatus al que no es ajena la afición de Gadafi por la vida y los modos de los hombres del desierto. El propio coronel Gadafi proviene de la tribu senusi, un linaje beduino amarrado a las arenas saharianas.
La situación de los tuaregs, un pueblo sin Estado, no es nada cómoda. Hasta hace un par de años, grupos irregulares de tuaregs libraban combates contra el ejército nigeriano, en lucha contra el poder central de Niamey. Pese a todo, en Níger son un núcleo importante: millón y medio de personas (de los 11 millones de habitantes que tiene el país) que gobiernan en los chabiyat (distritos) del Sur donde son mayoría. Una iniciativa personal del propio coronel Gadafi puso fin a dos años de levantamientos y revueltas tuaregs en Níger. Gracias al dinero libio, 3.000 rebeldes fueron desmovilizados y desarmados. Pero de los 20 millones de dólares prometidos, Gadafi apenas entregó dos millones a oficiales corruptos.
Zorros del desierto
Algunos de estos experimentados combatientes tuaregs han podido llegar a Trípoli para engrosar las filas del coronel porque burlan con facilidad las fronteras y los controles. Ellos conocen mejor que nadie las rutas que atraviesan el desierto.
Arriban a Libia en convoyes de vehículos todoterreno, tras sortear las febles barreras fronterizas. Algunos cruzan desde el Oeste, desde la frontera con Mali hasta llegar a Libia o por el Norte, pasando por Tahoua, Agadez y Dirkou. Los tuaregs se mueven con seguridad en una tierra por donde transcurren todos los tráficos posibles: inmigrantes centroafricanos camino de Europa, drogas, armas, mercancías... y mercenarios.
La soldada es importante: les ofrecen 100 dólares por día, armas automáticas, vehículos y un techo. Aunque un periodista británico les ha visto también acabar con todos los cruasanes del lujoso hotel Corinthia y correr hacia las aguas de su spa mientras esperan para enfrentarse a los rebeldes libios. «Una vez llegados a Trípoli, y gracias a las conexiones de los comandantes veteranos, Libia les equipa. Se organizan en pequeñas unidades, entre ellos. Se mueven por la región de Bengasi (capital de los rebeldes) para tratar de cercar la ciudad», señala Issouf Maha, antiguo responsable del Frente Patriótico Nigeriano citado por 'Le Monde'.
Un puñado de ellos se juega el pellejo por Gadafi. «Él lo hizo todo por nosotros. Cuando ni nuestro gobierno ni el de Mali nos ayudaban, Gadafi nos cuidó. Por eso venimos desde el desierto para morir por él», ha declarado uno de ellos a un diario español.
El territorio tuareg se asienta sobre gigantescas reservas de uranio, lo que convierte al Teneré en objeto de deseo para las grandes potencias. El gigante francés Areva invierte ya en Imourarne (en el Sur de Arlit), el yacimiento de uranio más prometedor de África.
Los tuaregs son bereberes, con idioma (el tamajaq) y alfabeto propio. Con una organización social compleja, descollan los llamados 'imajaghan', los guerreros nobles. Se les conoce con el sobrenombre de hombres azules, una seña característica debida al turbante (tagelmust) de lino teñido de índigo con el que se cubren el rostro y que, con el sudor, destiñe, tintándoles la cara. 
Fuente: La verdad                                          

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